Punky
PUNKY
Desembocó por una lateral a la empinada calle por donde yo caminaba. Andaba raudo, ágil, como quien tuviera prisa. Lo vi de perfil: rostro de piel pálida, negra chamarra de cuero, o imitación, pantalón tejano, ancho, descolorido. Deportivas: una con cordón negro, otra, amarillo. Lucía una cresta rubia, tipo indio mohicano. Para mí nada extraordinario; un sencillo punky. Pero algo me impactó; algo: en una mano llevaba una fabada Litoral; en la otra un ramillete de flores. Pura poesía : cuerpo y alma, épica y lírica, ruido y música.
Intenté alcanzarlo. Imposible: al contrario, me ganó distancia y, tras pulsar un timbre, se coló en un portal.
El personaje me atraía. Entré en un bar de enfrente con la speranza de que no tardara mucho en salir.
Paciencia. Varias horas y salió.
Lo abordé; le dije que estaba escribiendo una novela sobre punkys y quería hacerle una corta entrevista.
Me miró. Se encogió de hombros: vale, tío.
-¿Nombre?
-Jeremías Hevia Fernhández. Me llaman Yeremy.
-¿Edad?
-veinticinco años.
-¿Eres de aquí?
-Nací en Vegadeo. Ahora vivo aquí.
-¿Estudios?
-Varios años de Conservatorio.
-¿Profesión?
-Guitarrista de un grupo musical.
-¿Vives con tus padres? ¿independiente?
-Vivo con mis padres, una hermana mayor y otra más pequeña que yo.
-Profesión de tus padres?
-Mi padre marino en un mercante; mi madre, ama de casa.
-¿Qué aficiones tienes?
-Sacar a pasear perros abandonados, Lectura, cine, , música clásica.
¿Todos los punkys serían así?
Reparé en tres pirsins: en una ceja, entre las fosas nasales y en una oreja.
Sus ojos verdes miraban francos, serenos. Estaba seguro de que no mentía.
Como buen punky, denotaba ser pacífico e indiferente a todo su entorno.
-Mis protestas y mala leche las descargo en mis conciertos
-apuntó.
-¿Y la fabada?
Sonrió:
-A ella le encantaron las florecillas. Eran silvestres y las cogí una a una
-¿Y la fabada? -Insistí.
-Je, je ,fue toda para mí. Ella prefiere flores . Flores
y amor.
Desde entonces yo soy punky de espíritu. A veces fallo con las flores, pero nunca con la fabada.
Olegario García Fdez.
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